Lo que buscamos con el botox es suavizar los gestos propios de cada paciente, sin paralizar
totalmente los músculos faciales, manteniendo la expresividad que caracteriza a cada
individuo. El objetivo es relajar aquellas áreas donde los músculos son más hiperactivos y producen consecuentemente arrugas en la piel, sin quitarles su función.

Esto garantiza que no habrá pacientes con “cara de botox” ni con gestos similares, logrando gestos adecuadamente suavizados para evitar arrugas excesiva y conservar la belleza
natural del rostro.

Una inquietud muy frecuente es como van a quedar después que finalice el efecto de la toxina aun si decide no volverse aplicar. ¿Voy a empeorar? Después de los 3 a 6 meses, que es el tiempo promedio de acción de la toxina, los músculos que generan las arrugas estuvieron relajados por efecto de la misma y quedan con menos hiperactividad prolongando por un tiempo los gestos suavizados sin arrugas excesivas por más que haya finalizado el efecto químico de la toxina.

Se destaca que no ha sido descrito en la literatura científica ningún caso de alergia severa a la toxina botulínica usada con fines estéticos. Es razonable pensar que como toda sustancia ajena a nuestro organismo puede desencadenar una respuesta inmune pero esta suele ser en forma de anticuerpos que pueden restar efectividad al tratamiento sin constituir una amenaza a la salud. No obstante, la frecuencia con la que los pacientes desarrollan anticuerpos en cantidad suficiente para restar efecto al tratamiento es bajísima y se ha visto relacionado en tratamientos con toxina en patologías neurológicas, no con el uso en medicina estética, ya que las dosis empleadas son mucho menores.

Respecto a si hay que ponerse cada vez más para que siga haciendo efecto, en realidad sucede todo lo contrario, el efecto no sólo se mantiene con los tratamientos repetidos sino que pueden incluso espaciarse las aplicaciones en el tiempo. Esto es así porque a medida que las arrugas se van borrando, mantener el efecto sobre un músculo ya menos activo puede ser posible con menor frecuencia de aplicación.

¿Influye el botox en el estado de ánimo? Definitivamente sí ha sido demostrado científicamente pero influye positivamente.
Investigaciones en Estados Unidos han demostrado con fuerte nivel de evidencia que la administración de toxina botulínica al relajar músculos faciales que expresan tristeza o preocupación, tiene un efecto positivo sobre el estado de ánimo particularmente en pacientes con depresión.